A pesar de que se busca dar un mensaje de orden y calma hacia el exterior del instituto político, la realidad dicta cosas muy distintas.

Voces conocedoras del tema aseguran que el candidato a la alcaldía se caracteriza por no ejercer el oficio de la política y eso lo lleva a desesperarse e incluso a no concretar acuerdos con quienes tradicionalmente mueven al dinosaurio.

Las inconformidades están a flor de piel y una de las muestras pudo observarse este fin de semana donde suben a la prensa estatal, con pelos y señales los conflictos internos.

Unos dicen que Miguel no aguanta la campaña porque no está acostumbrado a “lidiar” con platicas ociosas y en su estilo de empresario, toma determinaciones tajantes.

Hay quien asegura que su propio Coordinador Erick Jurado utiliza ya como escudo la frecuente respuesta que hay que ser tolerantes, porque el Señor, no es político.

Otros dicen que la situación es a la inversa, Miguel busca hacer las cosas bien, pero se topa con las viejas prácticas de la política que le impiden avanzar con las miras puestas en ganar la elección.

Finalmente, tal parece que lo que convulsiona al partidazo es la designación de los candidatos a la diputación y la sindicatura, pero que donde se requiere de una gran habilidad política, es en lo referente a la planilla de regidores...

Causa controversia que en el partidazo hay órdenes y contra ordenes, porque mientras una parte decide algo, la otra o la minimiza o la modifica y eso también trae hecho pelotas a muchos…

Un ejemplo de eso es la designación del candidato a la sindicatura Vicencio Chávez.

Luego de que se diera a conocer que Vicencio se perfilaba como el abanderado, de inmediato surgieron reacciones a tal grado que hay priistas que aseguran que “lo bajan”.

La versión más seria que se escucha de toda esa rumorología es que la causa se funda en que la candidatura priista a la sindicatura le corresponde a genero mujer.

Y de ser así, habrá que cambiar de decisión de manera inmediata ya que el registro ante el IEE se encuentra cercano.

Y así como ese caso, hay mucho más porque como decíamos, a pesar de la intención de dar un mensaje al exterior del edificio de la Avenida Ortiz Mena de que hay unidad y concordia, la realidad, dicta otra cosa.